martes, 17 de marzo de 2009

Global, Cosmopolita y mediático…todo un personaje


Es bastante notable ver como las personas a partir de la mitad del siglo XX influenciadas por sus antepasados de la Revolución Industrial se dejan llevar por lo que consumen y no solo es el objeto como tal; es decir, su codicia ya no es figurativamente concreta, dejan que los medios les vendan aquellos, valores, creencias, actitudes e ideas que se inculcaban o generaban según sea el caso de manera propia e independiente.

El hombre actual es capaz de "vender su alma al diablo" (aunque dicho sea de paso, ya no se sabe si el organo rector o el medio fungen en el papel de este) por COMPRAR lo que sea, claro esta que el forzoso intermediario es el medio sea cual fuere este.

Viendo mas a fondo este discurso tan rebuscado y gastado, la necesidad de pertenencia parece haberse hecho mas fuerte, como parte del basamento del pilar de la sociedad de este tecno-humano, que la pulsión misma que se supone nos obliga o nos impulsa a lo que llamamos "vivir", sin embargo el buen vivir de hoy se concentra en el consumismo, en especial de los contenidos mas relevantes, que no son necesariamente los mas interesantes o importantes, pero que si forjan ese aspecto aspiracional del hombre de hoy.

El "yo" del siglo XXI esta muy por encima de aquel que planteo Freud en lo que a pretensiones se refiere, es decir, ese aspecto tipo sueño americano se ha extendido de manera global como una gangrena que la masa por supuesto ni ha percibido, los medios han invadido la privacidad hasta en el psique y el neumas de los que pretenden llegar al standard de las supremacias pero no como dirigentes sino como lacayos, meros lamebotas de los controladores del ambiente.

Los medios ya no pretenden vender una vida nueva, en teoria lo hacen y para lo cual se apoyan en los canales de la red de redes, justo como en un guion, donde uno es Dios y entonces se preguntan ¿porque no serlo? o ¿porque no comprarlo?, eso depende de cada quien, el problema es que hay demasiados quienes que alimentan las entrañas de aquellas criaturas del mythos que llamamos medios.

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